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Saturday, December 18, 2010

Santidad

como alcanzar la santidad

CENTRESE EN CRISTO
La Santidad es obra de Jesús pero El no se impone. Requiere la respuesta libre del hombre. Quien ama a Dios desea responderle con todo el corazón, se esfuerza y persevera con la ayuda de la gracia para vencer la tendencia de la carne.
             PARA SER SANTOS
A.    Empieza con Jesucristo Él es quien te puede santificar. Heb 10: 9-10 <he aquí vengo, Dios para hacer tu voluntad>… en esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez y para siempre.  La Biblia nos dice que la santidad es liberación completa del pecado. “La sangre de Jesucristo..., nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7).
Lv 19:2 sean santos por que Yo el Señor soy Santo. En estas palabras podemos entender que para acercarse a Dios se le exige al pueblo santidad, debemos hacer una reflexión de ¿Quien es Dios? No esforzándonos en ser nuestro propio dios sino permitiendo que Dios nos moldee más y más a su imagen día a día, es decir, acercarse a Dios implica que seamos transformados por su presencia al estar delante de Él.
B.     Ver siempre a Cristo para  seguir la santidad.  Heb 12: 1-2  Fijemos nuestra mirada en Jesús en quien la fe empieza y termina.  
C.     Habite en Cristo.  Tenga  fruto. Jn. 15:4,5 “"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.5 Yo soy la vid, vosotros las ramas. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto. Pero separados de mí, nada podéis hacer.
La santidad no es la perfección absoluta, que sólo pertenece a Dios; ni es la perfección angelical, ni la perfección adámica, —porque indudablemente Adán tendría un modo de pensar perfecto, tanto como un corazón perfecto, antes que pecara contra Dios— sino que es perfección cristiana: aquella perfección y obediencia del corazón que llega a serle posible a una criatura caída a la cual auxilian el poder supremo y la gracia sin límites.
Es ese estado del corazón y vida que consiste en ser y hacer, todo el tiempo, —y no de vez en cuando y a saltos, sino de manera permanente— exactamente aquello que Dios quiere que seamos y hagamos.
Isaías 35:8 Y habrá allí calzada y camino el cual será llamado camino de santidad… él mismo estará con ellos.
Jesús nos dijo que El es el camino, la verdad y la vida.

El camino de la santidad es seguir  las huellas que Jesús nos dio para poder llegar a estar  un día con El.



POR FAVOR JESUS MOLDÉAME!!!!!
Dios no nos llamó a la impureza sino a la Santidad 1 Tes 4:7
Dios es santo, si le queremos servir en una forma aceptable, nosotros debemos ser Santos  1Pe. 1:15”Antes bien, así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir,”
Jesús es el alfarero por excelencia de nuestras vidas Él es quien da forma y sentido a nuestra vida para que sea una obra digna de ser presentada ante su padre. Ef  5: 26-27
Se requiere por parte del barro ser moldeable para que el alfarero pueda trabajar en el, por ello se requiere del joven que desea ser santo, seguir las instrucciones del alfarero.
Los cristianos no pueden vivir mas como lo hacían anteriormente practicando el pecado. Ef 4:17- 22.  Esto, pues, digo y requiero en el señor que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente… en cuanto a la pasada manera de vivir despojaos (quítense el ropaje dela vieja naturaleza NVI) del viejo hombre que esta corrompido por los deseos engañosos.
Es posible aquí mismo en la tierra, donde el pecado y Satanás nos ha arruinado, que el Hijo de Dios nos transforme de tal modo, que nos dé poder para dejar a un lado al “viejo” hombre “y sus obras” y “vestir el nuevo que es creado conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad” (Efesios 4:22, 24), siendo renovados “conforme a la imagen del que los creó” (Col. 3:10).

La santidad un horizonte mas grande y pleno
La santidad no es un estado mental, es una aventura predeterminado por Dios para los creyentes, al que en gracia Él los llama, y en el que comienza y persisten en su curso cristiano. 1Tes 4:3. Esta santificación es la voluntad de Dios para el creyente, y su propósito al llamarlo mediante el evangelio (v. 7); tiene que ser aprendida de Dios (v. 4), conforme Él la enseña mediante su Palabra (Jn 17.17,19; cf. Sal 17.4; 119.9), y el creyente tiene que buscarla seria y constantemente (1 Ti 2.15; Heb 12.14). En razón de que el carácter santo, (1 Ts 3.13), no puede ser transferido o imputado, es una posesión individual, edificada, poco a poco, como resultado de la obediencia a la Palabra de Dios y de seguir el ejemplo de Cristo (Mt 11.29; Jn 13.15; Ef 4.20; Flp 2.5), en el poder del Espíritu Santo (Ro 8.13; Ef 3.16).
«El Espíritu Santo es el agente en la santificación (Ro 15.16; 2 Ts 2.13; 1 P 1.2; cf. 1 Co 6.11.
La santificación del Espíritu es asociada con la elección de Dios; es un acto divino que precede a la aceptación del evangelio por parte del individuo» denota la manifestación de la cualidad de la santidad en la conducta personal.
Un hombre santo vivirá para ser como nuestro Señor Jesucristo
1)  Procurará perdonar a otros
2) Andar en Amor
3) Guardarse en humildad

 Un hombre santo procurara el temor hacia Jehová
1) Neh. 5:15”Pero yo no hice así, a causa del temor de Dios”
2) Sal. 25:14”El secreto de Jehová es para los que le temen; a ellos hará conocer su pacto..
F. Un hombre santo procurara de ser fiel en todas sus obligaciones y relaciones en la vida
1) Col 3:23”y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”
2) Gen 39:9 ¿Cómo, pues, haría yo este gran mal y pecaría contra Dios?




SEPÁRATE Y PÉGATE
Prov 8:32-36
La santidad es separación de algo (identificable), apartado para Dios, consagrado y hecho para El.
La santidad inicia dentro de la persona. Es un cambio interior que se refleja en el exterior, lo que Jesús llama nacer de nuevo. Jn 3:4-8, Nicodemo pensó en el nuevo nacimiento como cambio exterior, o físico.
La santidad implica devoción y asimilación.
Devoción: servicio a Dios, anhelo, pasión por Dios.
Asimilación: el joven debe asimilar las pautas que se deben seguir ser consciente de que su devoción debe ser acorde, coherente con su exterior, es decir, lo que sucede en el interior debe reflejarse en el exterior.
La santidad comienza en el ser y se manifiesta en el hacer.

El primer concepto es la idea de grandeza:
Se da por la separación, uno de los significados de santidad es la idea de ser “puesto aparte”. Dios esta aparte de nosotros…es único en su clase.
“La Biblia dice que Dios es santo, santo, santo No dice que Dios es simplemente santo, ni siquiera santo, santo. Él es santo, santo, santo. La Biblia nunca dice que Dios es amor, amor, amor o misericordia, misericordia, misericordia o ira, ira, ira o justicia, justicia, justicia. Dice que Él es santo, santo, santo y que toda la tierra está llena de Su gloria”. Isaías 6:3

El segundo aspecto de la santidad es la idea de pureza. Pureza es libertad de todo lo que debilita, impide o cambia la naturaleza de un ser o su actividad. Santiago 1:17 Mal 3:6, Heb 13:8
 "Muy limpio eres de ojos para ver el mal; ni puedes ver el agravio", dice Habacuc a Dios (1.13). Dios no se dobla, no se compromete con el pecado.

Por qué es importante la santidad
1.    Porque por nuestra santidad murió Cristo Heb 13:12
Jesús no solo murió para salvarnos también lo hizo para santificarnos.
2.    Porque nuestra naturaleza es transformada.
Se trata de una nueva disciplina, la ecología de nuestro ser: limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu perfeccionando la santidad en el temor de Dios  2Co 7:1

 

EL VALOR DE LA ORACION

La oración es la acción por la cual el ser humano se pone en comunión con Dios, la oración incluye hablar con Dios, rendirle adoración, presentar peticiones, confesar pecados e interceder por otros.
Al hablar del valor o la importancia de la oración para el cristiano es necesario aprender de Jesús.
Jesús fue un hombre de oración, toda su vida estuvo rodeada de ella, la oración hacia parte de Jesús, demostraba su dependencia del Padre.
Jesús y la Oración
Lc 5:15-16
Jesús se apartaba para orar, tenia espacio y tiempo de oración, su ministerio su fama sus recorridos no impedían llevar una vida de oración.

Lc 22:39-41.
Jesús solía es decir acostumbraba frecuentaba el monte de los olivos para orar.
Mc 1:35
Antes de iniciar sus labores diarias Jesús  oraba Lc 9:18; 11:1
Al terminar el día Jesús oraba Mt 14:22 Mc 6:46

Lc 6:12
Antes de tomar una decisión acudió al padre en oración

En los momentos de angustia Mt 26:38-39

Antes de morir Lc 23:34 y 46

Que implica orar
La palabra griega que con más frecuencia se usa para oración en el NT contiene un significado mucho mayor del que conocen la mayoría de los creyentes.
La palabra oración en la mayoría de los casos es tomada de la palabra griega PROSEUCHE,  es una palabra compuesta que se deriva de las palabras pros y euche.
La palabra pros es una preposición que significa cara a cara. Y la palabra euche, significa un deseo, anhelo o voto.
Esta palabra proseuche, nos muestra dos cosas importante acerca de la oración

Primero  nos dice que la oración debiese ponernos cara a cara con Dios en una relación intima Jer 23:18 la palabra secreto evoca aquí la idea de una reunión confidencial, en intimidad. La oración es el vehículo para traernos a una relación íntima y cercana con Dios.

Segundo la palabra proseuche nos da la idea de sacrificio, describe un altar de sacrificio y consagración, donde aceptamos la voluntad de Dios y rendimos la nuestra Lc 22:41-42, allí  nuestras vidas se hallan rendidas completamente a Dios.
Es un lugar de decisión donde libremente hacemos votos de dar nuestras vidas a Dios a cambio de su vida divina impartida a nosotros.
Debido a que la oración  tiene que ver con este tipo de entrega, sacrificio y consagración es obvio que Dios quiere hacer algo más que meramente bendecirnos ¡ El quiere transformarnos! El quiere que coloquemos nuestras vidas en sus manos a medida que venimos ante su trono.


Henry Gracia

Retos juveniles

LA CRISIS DEL FRACASO
 Aquí la frase clave es: me siento mal por lo que hice. Finalmente después de pasar por la curiosidad y ceder ante la tentación, el joven creyente frustrado se sumerge
en el fracaso. Todo hijo de Dios sufre cuando le falla al Señor. No es el temor a la corrección, es la
pena profunda de sentirnos traidores de aquél que a precio de sangre nos rescató. ¿Cómo puedo
alabar a Dios después que le he fallado? En una ocasión recibí una postal que tenía impresa una
frase que decía así: “ámame cuando menos lo merezca, será cuando más lo necesite”, el Señor
nunca rechaza al alma arrepentida (1 Jn 1.9). Se dice que la palabra arrepentirse quiere decir
cambiar de parecer y actuar en consonancia con ese cambio. Hay tristeza en nuestro corazón
cuando pecamos y le fallamos a Dios. Hubo tristeza en el discípulo Pedro después de negar a Jesús.
Pedro lloró amargamente porque a pesar de su inmadurez había aprendido a amar al maestro, y esto
fue categóricamente comprobado cuando días después contesta la pregunta: “¿Pedro me amas?” (Jn
21:15). La misericordia divina siempre ha estado presente en la historia de la redención del hombre.
¿Qué sería de nosotros sin ella?
Los fracasos pueden ofrecernos grandes enseñanzas para el futuro. Un fracaso puede ser la antesala
de grandes victorias en la vida de los jóvenes. Creemos en la restauración, hemos experimentado
que Dios se complace en -por medio de su Espíritu- restaurar y hacer nuevas todas las cosas que
pudieron estar mal. Querido joven, Dios puede restaurar tu vida espiritual, tu sexualidad, tu
testimonio y ministerio, sólo comienza a levantarte como lo hacen los hijos de Dios. Busca su
presencia en la intimidad, de seguro que allí ocurrirá algo que cambiará tu vida para siempre. Los
fracasos no pueden ser el final, son sólo un motivo más para comenzar de nuevo.
Tratemos de ayudar a nuestra juventud a enfrentar y superar las crisis de la curiosidad, la tentación
y los fracasos. Ofrezcámosles nuestra mano y corazón tal y como lo haría nuestro fiel ejemplo:
JESUCRISTO.
Usado con permiso
ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda

Desarrollando un programa juvenil eficaz


Los siguientes consejos pueden ayudar a aquellas personas que se encuentran liderando grupos juveniles o han sido llamados a trabajar con esta población, en distintos espacios. La meta final debe siempre ser ver a cada joven convertirse en verdadero discípulo de Cristo.
Oriente el programa hacia las personas
  • El grupo juvenil nunca debe ser visto como una masa homogénea. Como dice el refrán popular «Cada cabeza es un mundo», es decir, cada joven tiene su propio grado de madurez.
  • No incluya a todos los jóvenes en el mismo «saco». Puede ser que algunos ya hayan experimentado una genuina conversión, pero otros aún no habrán vivido esta experiencia, por eso es importante la diferenciación individual en este sentido.
  • Cada joven vive una realidad muy propia. Unos tienen hogares sólidos en relaciones, metas y principios, otros por el contrario, viven con familias disfuncionales con las cuales se les dificulta desarrollar su vida integralmente, habrá quienes estén en el camino del Señor por convicción pero también otros que lo harán por costumbre. Sin embargo, Dios anhela a todos.
  • Cada joven vive en un contexto particular que debe ser tomado en cuenta a la hora de estructurar un programa, por eso se debe adecuar el programa al área, ya sea rural o urbana, marginal o solvente.
  • El programa debe atender las necesidades de los muchachos, y a la vez, ayudarlos a prevenir conductas de riesgo, con el fin de cooperar a que el propósito de Dios se lleve a cabo en sus vidas. Si se descuida esto no habrá eficacia en el cumplimiento del servicio encomendado por Dios.
  • Trabaje por amor y vocación hacia el grupo juvenil. Recuerde que ahí van a convergir toda clase de jóvenes y adolescentes; algunos serán fáciles de motivo de alegría, regocijo y ternura pero otros le significarán un gran reto y en ocasiones, hasta motivo de frustración. Por tanto, su amor y vocación deben ser tan genuinos que le permitan integrar a todos por igual en el grupo y crear un ambiente acogedor y restaurador de relaciones.

2. Considere que el programa es una herramienta dentro del proceso


  • Antes de elaborar un programa pregúntese: ¿cuál es el propósito para el grupo?, ¿qué nos une o nos convoca en un interés común?, ¿es un grupo de orientación deportiva, recreativa, ecológica, de bien social, instructiva o de formación bíblica? Es importante considerar el objetivo general para luego integrarlo con los objetivos específicos y alcanzar la meta del grupo.
  • No tiene sentido contar con una visión con objetivos claros, si luego no elaboramos un programa que integre, promueva y facilite los resultados esperados.
  • Todo programa debe orientarse desde dos ópticas: la prevención (o la acción apropiada ante los factores de riesgo) y la intervención (la acción apropiada ante las conductas problema).
  • Todo programa debe ser elaborado considerando las necesidades, las características y el contexto del grupo que atendemos, y a la vez, el propósito de Dios para la vida de cada chico.
  • Participe a los jóvenes en el desarrollo del programa, así tiene más posibilidades de ser objetivo y pertinente y a la vez, da participación real al grupo.
  • Los programas deben estar expuestos a la evaluación permanente de aquellas personas a quienes se les está aplicando.
  • Lo primordial del programa debe ser que el joven conozca la voluntad de Dios y la incorpore a su vida en forma práctica y disciplinada.

3. No pase por alto los elementos que son fundamentales en el programa juvenil


  • Formación en el área intelectual

    • Ponga bases firmes. El joven en esta etapa tiene gran cantidad de dudas e inquietudes, quiere comprobar que los criterios que aprendió de otras fuentes son veraces o no. Pero, para que pueda hacer este proceso de evaluación, necesita que se le provea de una sólida enseñanza bíblica a partir de sus inquietudes.
    • Use contenidos adecuados para su edad. No olvide llevar enseñanza sobre los temas que perturban a los muchachos, o que se refieren a su problemática particular. Déles Palabra y muéstreles los principios cristianos que le darán las pautas para resolver sus dudas y problemas. Además, forme una biblioteca (tal vez por medio de donantes) que el joven pueda consultar con libros cristianos actualizados.
    • Enséñelos a investigar y a descubrir las verdades bíblicas por ellos mismos. No les dé todo hecho, más bien, permítales obtener sus propias conclusiones. No se obtiene ningún beneficio haciendo que dependan de usted, pero sí guiándolos hacia Cristo y a su Palabra. Usted no va estar siempre a su lado para decirle qué hacer, por eso es necesario que sepan encontrar en la Biblia las respuestas a sus diferentes inquietudes.
    • Involúcrelos en el proceso de aprendizaje. Los dramas, dinámicas, estudios de casos, etcétera, son excelentes vehículos para fortalecer la participación en el aprendizaje. Cuando los involucramos en el proceso, hay un grado mayor de aprendizaje y un aumento en las probabilidades de que se comprometa en obediencia.
    • Preste interés y apoyo a su educación. Anímelo a continuar sus estudios seculares, a desarrollar sus habilidades y capacidades y a buscar y pesar diferentes alternativas de estudio. Usted será su mejor ejemplo de esfuerzo y logro de metas, por tanto, enséñele por medio de su ejemplo cómo usar nuestra profesión u ocupación para glorificar a Dios.
    • Use las experiencias prácticas para ilustrar una verdad. Las experiencias humanas pueden ser recursos de aprendizaje muy valiosos al tratar temas un tanto difíciles, como el embarazo en adolescentes, las drogas, la violencia, la pornografía etcétera. Por tanto, busque entre la congregación personas que puedan contarles sus experiencias y formas de superación de conflictos. De esta forma el testimonio será real para los jóvenes y más factible de que le presten atención.
    • Permita y estimule el diálogo. Esto es posible únicamente cuando el joven siente que su líder es digno de confianza. Entonces, si realmente se desea ayudar es menester permitirles que se nos acerquen y que sean ellos mismos. Para ello, se les debe recibir sin hacer juicios, condenarlos ni olvidar que buscamos edificarlos y orientarlos con todo nuestro apoyo hacia un estilo de vida digo del Reino.
    • Exponga a los jóvenes a varios puntos de vista. Las mesas redondas y otras técnicas de grupos similares para tratar temas variados estimulan y ejercitan el juicio de los jóvenes. Puede así invitar a personas cristianas calificadas que ofrezcan, desde la perspectiva bíblica, respuestas claras y concretas acerca de los temas que inquietan a los jóvenes.
    • Recomiende a los jóvenes buena literatura. Es triste escuchar a la gente hablar de lo que no sabe con la prepotencia que da la ignorancia. Esto lo rechaza el joven pues él vive en un mundo muy informado y si usted es igual, le hace perder credibilidad. Manténgase actualizado.

  • Formación del área afectiva

    • Más que un maestro, el joven busca un amigo en quien confiar. Este punto nos muestra la gran responsabilidad que conlleva ser el líder o maestro de los jóvenes. Esta persona debe ser una persona que ame a los jóvenes, con un corazón joven (aunque no necesariamente de corta edad), maduro y experimentado en la vivencia del evangelio.
    • El joven busca un modelo a quien imitar. Muestre e inspire la fe, el amor, el servicio, la santidad y el vivir en el Espíritu por medio de la manifestación del fruto del Espíritu en su vida, de forma práctica. Dé ejemplo de perdón, de paciencia y tolerancia, así como de una real santidad. No sea puritano, sino santo. Los jóvenes son capaces de acercarse a un santo que lo demuestra, no así del que lo proclama a voces.
    • Dedique tiempo para estar con los jóvenes. Reserve tiempo para compartir con los jóvenes. El trabajo con los jóvenes involucra caminar con ellos, es la pastoral del acompañamiento. Ellos necesitan contar con usted y estar con usted, por eso, necesita desarrollar su afectividad tanto en su compañía como en la del grupo.
    • Establezca un buen modelo de relaciones cristianas. Promueva el compañerismo, el altruismo y el respeto en el grupo juvenil. No fomente las «argollas» o pequeños grupos de privilegiados, ni muestre preferencias, pues esto desanima a aquellos jóvenes con más necesidad de afecto y aceptación. Impulse un clima de comunión e igualdad.
    • Acepte y ame al joven genuinamente. Esto hará que usted se gane el «derecho» de exhortarlo, corregirlo, orientarlo y enseñarlo para que Cristo sea formado en él.
    • Dé a cada joven atención personalizada. Atienda sus necesidades de consuelo, consejo, apoyo y otras más. Sólo si conoce al joven podrá realmente ayudarlo, ya que él necesita ser parte del grupo, pero a la vez requiere que usted lo atienda personalmente.
    • Observe sus talentos y habilidades y ayúdelo a valorarlas y a usarlas para el Señor. Busque los medios para que pueda desarrollar sus dones y talentos y abra espacios para que aprenda a canalizarlos en servicio del prójimo, para la gloria de Dios.

  • Formación del área física

    • Promueva el conocimiento físico general del joven. Enséñeles acerca de su desarrollo sexual, anatómico, emocional e intelectual y use diferentes medios para comunicarse con ellos, como foros, películas, charlas, etcétera
    • De valor al esparcimiento y recreación. Establezca dentro del programa anual un tiempo para juegos, recreación, campamentos, lunadas, etcétera. Anímelos para que practiquen un deporte, pues de esta manera podrán canalizar sanamente la energía que tienen acumulada y podrán lidiar mejor con su problemática sexual.
    • Ayúdelos a ampliar el círculo social. Promueva reuniones de jóvenes con otras iglesias para que conozcan más jóvenes cristianos. Recordemos que es en esta edad que los jóvenes buscan pareja para casarse y si el círculo es muy reducido, se les condena a la soledad, como ocurre en iglesias donde hay una gran cantidad de jóvenes de edades avanzadas aún solteros.
    • Promueva en el joven el servicio social. Tenga en su programa actividades de ayuda a la comunidad y a los hermanos necesitados de la iglesia, de manera que ellos puedan cultivar el altruismo y practicar el amor al prójimo. Esto les ayudará a comprender a otros y a desarrollar la empatía con los necesitados.
    • Desarrolle con ellos un buen programa de evangelización. Los jóvenes sienten una imperiosa necesidad de participar en este tipo de trabajo y además, tienen las energías, el coraje y el tiempo. Haga de ellos una fuerza evangelizadora para su iglesia y su comunidad.
    • Estimule el trabajo en equipo. Trabaje en equipo con ellos e involúcrelos plenamente en la programación y desarrollo del modelo con conciertos de oración, festivales deportivos y de evangelización, noches de talentos, grupos de mimo, de teatro, coros, rondallas, etcétera.

  • Formación en el Área Espiritual

    • Trabaje para que cada joven tenga un encuentro personal con Cristo. Puede que se llame cristiano» porque sus padres los son o porque necesita un grupo con el cual identificarse. El objetivo debe ser que él se encuentre con Cristo primera mente y no edificar sobre otro fundamento que no sea Cristo.
    • Provea un programa de discipulado. Pablo hizo de Timoteo un discípulo de Cristo: invirtió en él tiempo, esperanza, energía y por eso podía decirle con propiedad «ninguno tenga en poco tu juventud sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza». No podemos demandar lo que no hemos dado.
    • Ponga bases firmes. Tengamos como objetivo que cada joven, durante su primer año en el grupo juvenil, siga un plan de estudio de la Biblia que le permita conocer e incorporar a su propia manera de ser, pensar y sentir los principios fundamentales de la fe cristiana. De esta forma podrá ser un fiel seguidor de Cristo por convicción personal.
    • Expóngalo a la presencia transformadora de Dios. Asigne tiempo para orar, alabar y ministrar a Dios juntos, en un ambiente donde se propicie un legítimo encuentro con Dios, no un espectáculo. Cada joven debe gozar la presencia transformadora de Dios y si buscamos únicamente la experiencia sin formación bíblica, esta experiencia será superficial y pasajera. Cuando ambos objetivos se combinan se hará una necesidad buscar su presencia.
    • Dé énfasis al aprendizaje de la Palabra. Esto es posible lograrlo con actividades de grupo que promuevan la lectura de la Biblia, como concursos bíblicos, lecturas programadas, competencias de memorización de versículos, etcétera.
    • Muéstrele al joven que Dios está vivo y es real. Combine momentos de intercesión y testimonio pues ellos necesitan crecer en experiencias reales con Dios y convencerse de que actúa en medio de ellos.
    • Sea un líder que intercede por sus jóvenes. Ore por ellos, en forma privada y pública, en grupo o individualmente, según sea la necesidad. Ellos sentirán su amor y la seguridad de que no están solos luchando con las pruebas, tentaciones y dificultades que tienen.
    • Dé valor y lugar a la manifestación de los dones. Cada joven está dotado por Dios de dones espirituales y talentos naturales para su servicio, tanto en la iglesia como en su grupo juvenil. Propicie que ellos los descubran, los desarrollen y los pongan al servicio del Señor.

4. Algunas recomendaciones para ajustar el programa para trabajar con jóvenes no cristianos.


  • Inicie el grupo en un lugar neutral; la plaza de deportes, un parque, un mall, un lugar de comida rápida, su casa o la casa de otro joven o cualquier otro lugar que no sea dentro de la iglesia. Estos jóvenes no van a responder a la liturgia, tradición y normas de las iglesias, por tanto, debe trabajarse con ellos en su propio contexto.
  • Tenga un formato muy informal para realizar las reuniones pero recuerde que ser informal no significa ser improvisador. La creatividad para no caer en la liturgia tradicional de la iglesia es indispensable en estos casos, pero si se tiene claro el objetivo de cada reunión, se cumplirá espontáneamente.
  • Al inicio del grupo, concéntrese en lograr objetivos funcionales para el grupo como: compañerismo, fraternidad, comunión, comunicación, respeto, aceptación, y todos aquellos asuntos que permitan formar un grupo. Es decir, cree un espacio en el cual los jóvenes se sien tan cómodos y deseen participar por su propia voluntad.
  • Permítase el lujo de cambiar el orden de la reunión según se vaya creando el ambiente, y el grupo muestre aceptación a los objetivos planteados, para crear buenas relaciones interpersonales. En esta fase necesita crear el grupo, establecer relaciones afectivas estrechas y ganarse la confianza, el cariño y el respeto de los miembros del grupo; únicamente así podrá liderar legítimamente.
  • No emplee términos como «varón», «hermanito», «siervito», «santo», etcétera. Los jóvenes que todavía no son cristianos no tienen idea del contenido real de esas palabras; además, como normalmente las empleamos como muletillas, les vaciamos el contenido teológico que realmente tienen.
  • Llame a cada joven por su nombre y hable con ellos con su mismo lenguaje, de esta forma ellos le sentirán parte de su grupo pero luego, cuando haya avanza do un poco en la enseñanza cristiana, modifique aquellos términos que real mente son contrarios a los principios del evangelio, no con imposición sino creando convicción en ellos.
  • Inicie su plan de formación trabajando en valores e ilustrando estos con ejemplos claros y concretos de la vida real. No empiece con estudios sistemáticos de la Palabra de Dios que vayan más bien a confundir e incluso a atemorizar al no creyente. Use uno o dos versículos por sesión para ilustrar el valor que se desea enseñar. Déles «comida blanda» y poco a poco podrá llevarlos a comer «comida sólida».
  • No predique ni se ponga en el plano de sabelotodo. El diálogo franco y participativo y el corazón humilde del líder son la mejor forma de ganar la atención del muchacho.
  • Acepte la apariencia del joven tal y como llegue al grupo, no pretenda que deje sus hábitos y costumbres en la segunda sesión. Recuerde que los accesorios son una forma de identificación con ciertas corrientes del momento. Acepte y respete el «paquete» tal cual viene. Sólo la gracia de Dios, el poder del Espíritu Santo y el amor que se le muestre irá haciendo el cambio de vida.
  • Una vez que el grupo se integre y consolide desarrolle poco a poco los principios anteriores, con tacto, paciencia y mucha perseverancia, orando a Dios para que le dé la sabiduría necesaria para adaptar lo que se requiera.

Conclusión

Se han de desarrollar programas que alcancen la meta de ver a cada joven convertirse en verdadero discípulo de Cristo «hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo.» Efesios 4.13.

¡Que el Señor nos ayude!

Retos Juveniles

La crisis de la tentación
La frase clásica que caracteriza esta crisis es: siento deseos de hacerlo. La tentación sigue a la curiosidad ante el pecado. Nuestra naturaleza siente el deseo de hacer lo que sabemos que a Dios no le agrada (Stg 1:12). En muchas ocasiones la tentación es una oportunidad de satisfacer una correcta necesidad de la manera equivocada, fuera de la voluntad de Dios. Por ejemplo: no es malo que los jóvenes quieran enamorarse y conformar noviazgos con la meta de algún día fundar un matrimonio cristiano, el cual sea una bendición para los que asumen el reto. Pero el problema viene cuando nuestros jóvenes se impacientan al no tener éxito en este sentido y sucumben ante la tentativa de comenzar una relación con alguien no cristiano. Podemos afirmar que si a las parejas cristianas nos cuesta esfuerzo y sacrificio guardarnos de la fornicación, ¡cuánto más para el creyente que se decida a aventurarse en una relación con alguien no regenerado por el Espíritu Santo! El apóstol pablo nos exhorta: “todo me es licito, pero no todo me conviene”(1 Co 10:23). 
Hoy el secularismo y el evangelio sin compromiso están tratando de invadir los círculos cristianos.
Los cultos son algunas veces shows cristianos donde todo está planificado para hacernos pasar un rato agradable en la iglesia. Luego, muchos siguen llevando una vida esclavizada por vicios y pecados. Dios quiere santidad y para esto debemos aprender a vencer las tentaciones. ¿Quién mejor que Jesucristo para enseñarnos la manera? Él fue tentado en todo mas no pecó. El mismo Satanás escuchó sus respuestas cual poderosos proyectiles: “escrito está…escrito está”. La palabra de Dios derrumba las artimañas diabólicas de la tentación. La Biblia dice que si resistimos al Diablo él huirá de nosotros (Stg 4:7). Es posible vencer la tentación y no enredarnos en sus oscuros laberintos.

Tomado de obrero fiel.com

Retos Juveniles

Los jovenes tenemos grandes retos que alcanzar en medio de esta sociedad que cada dia brinda mas oportunidades para que no seamos fieles al Señor, he aqui algunas de las artimañas que usa Satanás para lograr su cometido.

LA CRISIS DE LA CURIOSIDAD 
Esta crisis opera sobre la base de algunas preguntas que el joven se hace ante todo lo desconocido ¿Cómo será? ¿Qué se sentirá al hacerlo? Satanás usa la curiosidad para despertar la atención acerca del pecado, sobre todo a aquellos que nacieron en el evangelio, frase usada para referirnos a los hermanos que nacieron en un hogar cristiano. Seguramente la curiosidad estuvo presente en las mentes de Adán y Eva. Ellos, antes de desobedecer al mandato divino pudieron sentir curiosidad por conocer el sabor y todo lo demás acerca del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. (Gn 2:15; Gn 3:6).
¿Qué decir del grave pecado del rey David al adulterar con Betsabé y toda la cadena de acontecimientos que esto provocó? (2 S 11); “sólo quería saber lo que se sentía”, y con esta inofensiva frase caminamos en pos de la carnada que luego nos hunde en desesperados lamentos.
Los jóvenes somos por naturaleza exploradores de todo lo nuevo, añoramos nuevas amistades, nuevos entretenimientos, nuevos caminos y horizontes. No en vano la Biblia dice que hay “camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Pr 14:12).
Bien pudiéramos usar la curiosidad como la fuente primaria para tomar buenas decisiones. Muchos hoy son cristianos porque un día sintieron curiosidad por la persona de Jesús. ¿Cuántos hemos sido llevados por la curiosidad acerca de un llamado a algún ministerio o hasta enamorarnos de la pareja anhelada? Creo que como lideres debemos identificarnos con nuestros jóvenes para que usen la curiosidad para los buenos propósitos de Dios y nunca se dejen vencer cuando ésta se convierte en una crisis que nos insta al mal cualquiera que este sea.

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